4 minutos de lectura¿Debo estar formado con un curso para el uso de un desfibrilador?

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¿Cómo reaccionar ante una emergencia vital? ¿Qué capacidades tengo para abordar una situación de parada cardiaca? Todo propietario de una empresa de actividades deportivas al aire libre y turismo activo se ha hecho alguna vez estas preguntas. Hoy en día, en un creciente número de espacios públicos es posible encontrar los cada vez más conocidos desfibriladores externos semiautomáticos (DESA). Se trata de unos dispositivos sanitarios destinados a la detección y restablecimiento de ciertas patologías cardiacas. Y son aparatos que, como se suele decir “todos podemos utilizar”. Sin embargo, por normativa, existen una serie de exigencias de formación para poder usarlos. Hacer un curso para el uso de un desfibrilador es más que recomendable.

El DESA es muy efectivo en el caso de darse una taquicardia sin pulso en alguno de los ventrículos, o una fibrilación ventricular. En ambos casos es capaz no solo de diagnosticar la parada cardiorrespiratoria, sino que puede realizar directamente la desfibrilación mediante una corriente eléctrica.

¿Cuál es la normativa estatal?

Existe una normativa estatal clara para el uso de desfibriladores. El Real Decreto 365/2009, de 20 de marzo, determina las condiciones y requisitos mínimos de seguridad y calidad en la utilización de desfibriladores automáticos y semiautomáticos externos fuera del ámbito sanitario. El Artículo 6 especifica, sobre el personal autorizado para el uso de los DESA, que las comunidades Autónomas establecerán los mecanismos necesarios para autorizar el uso de los desfibriladores a todas aquellas personas que estén en posesión de los conocimientos mínimos y básicos necesarios para ello.

Como vemos, la normativa estatal delega en las diferentes Comunidades Autónomas (CCAA) quienes y bajo qué condiciones pueden utilizar estos dispositivos electrónicos, por lo tanto cada región aplica sus normas propias. Las CCAA regulan también en qué espacios, y con qué criterios, los desfibriladores deben estar presentes de manera obligatoria. Asimismo, el contenido de la formación y de cada curso para el uso de un desfibrilador es establecido por cada una de ellas.

¿En qué consiste la formación?

Los cursos de formación en el uso de un desfibrilador suelen realizarse en conjunto con la formación sobre Soporte Vital Básico. El objetivo es aprender cómo se utilizan con seguridad los DESA y, por otra parte, conocer la teoría y la puesta en práctica de maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). A esto hay que añadir los conocimientos sobre cómo desobstruir la vía aérea en el caso de que se produzca la presencia, en vía aérea, de un cuerpo extraño en niños y en adultos. En este tipo de cursos se emplean materiales de práctica y contenidos audiovisuales.

Otros aspectos que se tratan en ellos son cómo detectar los síntomas de que una persona está sufriendo sufre un paro cardiaco, cuál es el procedimiento más efectivo para poner en alerta a los servicios médicos de emergencia, la RCP precoz, la primera desfibrilación, atenciones y nociones de soporte vital avanzado.

Registros de las Comunidades Autónomas

Las CCAA y diversas entidades públicas privadas autorizadas pueden impartir cursos sobre el uso de un desfibrilador a personal no sanitario, de forma que puedan usar los equipos de DESA. Mediante registros autonómicos de estos dispositivos se tiene un control sobre cuántos hay y dónde se encuentran. En el caso de ser titular de uno de ellos, es obligatorio comunicarlo a la Comunidad Autónoma y responsabilizarse tanto de su mantenimiento como de las sucesivas revisiones. Por norma, estos dispositivos deben estar colocados en zonas públicas o privadas de afluencia habitual de personas. Debemos ser conscientes de que los DESA pueden salvar vidas, pero siempre y cuando se sepa utilizar. Si en nuestra instalación contamos con un DESA, todo el personal debería estar acreditado para su uso y entrenado en su manejo.