82 millones de personas. Ésa es la cifra de turistas internacionales que recibió nuestro país en 2017 convirtiéndose, por detrás de Francia, en segundo destino mundial más visitado. Pero el turismo de montaña en España no es el que goza de mayor popularidad y, aunque afortunadamente esta realidad va cambiando poco a poco, la visión de la España de “sol y playa” todavía prevalece.
Sin embargo, empiezan a notarse ligeros cambios de tendencia. Por ejemplo, las visitas a los Parques Nacionales van en aumento. En el año 2016, 15 millones de personas accedieron a ellos, en un claro reflejo del interés creciente por los espacios naturales y de montaña.
¿Cuáles son los puntos débiles el turismo de montaña en España? ¿Cómo podría conseguirse que ganase en entidad?
El problema del turismo de montaña en España
Nuestros vecinos europeos ya conocen las playas más famosas de la geografía peninsular. Tampoco falta afluencia de otros países en nuestras islas. Pero el turismo de montaña en España aún no se ha situado como un referente a nivel internacional. Entre las razones, podrían destacarse las dos siguientes:
- La imagen hegemónica del destino de playa y fiesta de nuestra tierra, que contrasta con el carácter más tranquilo del turista de montaña y sus objetivos vacacionales.
- La falta de una oferta homogénea lanzada conjuntamente al exterior que potencie esta imagen.
Este último punto resulta especialmente relevante. En España, existen pequeños sectores que cuentan con un buen reclamo para deportistas extranjeros. Podemos citar como ejemplos la escalada en la Costa Blanca, el barranquismo en Sierra de Guara o el senderismo en Baleares y Canarias, entre otros. Pero falta proyectar una imagen común, más consistente e integradora.
Y es el principal problema para el turismo de montaña en España, que pierde fuerza al desplegarse en pequeñas grandes opciones, como:
- Los destinos ibéricos para practicar deportes de invierno, esencialmente esquí alpino.
- Las montañas de altitudes medias para practicar la escalada, como son los Pirineos, los Picos de Europa y el Sistema Bético.
- Las distintas variantes del Camino de Santiago.
- Una enorme amalgama de destinos “menores” que aúnan paisajes espectaculares, tranquilidad, una gran oferta centrada en actividades concretas y las constantes de clima benévolo y genial gastronomía.
Pero las cifras demuestran que no es suficiente para atraer a más público. Datos objetivos revelan que el turismo que llega a nuestro país se dedica a otras actividades y, en su mayoría, en destinos muy alejados de la montaña.
Cómo se podría impulsar el turismo de montaña en España
Existen ya grandes resultados muy consolidados de micro-experiencias que atraen a un número creciente de turistas para practicar determinadas actividades, como:
- Barranquismo
- Escalada
- Esquí de montaña
- Psicobloc
- Trekking
Y, sobre todo, existe una gran oportunidad que no debería desaprovecharse: el gran caudal de turistas que llegan a nuestras costas y que, una vez en destino, buscan ampliar su experiencia.
Precisamente a ellos podría dedicarse una oferta específica que les permitiese disfrutar de actividades de turismo de montaña en España, por ejemplo, preparando paquetes de experiencias en destinos naturales cercanos a sus destinos costeros (los Parques Nacionales de Canarias son un gran ejemplo).
El valor del clima y geografía de España consolida las enormes posibilidades de nuestro país como destino deportivo / turístico. La variedad paisajística y gastronómica son el mejor reclamo internacional para atraer a participantes en actividades de turismo activo.
- En España ya contamos con destinos mundialmente conocidos para determinadas actividades deportivas, refrendadas por líderes internacionales de sus disciplinas, como son:
- Escalada deportiva (Margalef, Rodellar o SIurana)
- Escalada en roca invernal (en distintos puntos de Andalucía y Alicante)
- Barranquismo (Sierra de Guara y Sierra de Tramuntana)
- Escalada en pared de gran dificultad (Pico Urriellu)
- Senderismo (Islas Canarias o Camino de Santiago)
Hay que seguir trabajando para impulsar el turismo de montaña en España y evitar que quede en un segundo plano. Las condiciones físicas de España no necesitan más que una promoción específica y homogénea para atraer al gran público que el sector está esperando recibir.