Emoción, velocidad, resistencia… el hidrospeed combina todo lo que buscan los amantes de las emociones fuertes. Es, además de un deporte novedoso, una práctica en la que hay que poner en juego cierta habilidad y en la que se tiene un contacto directo con el agua. Para describirlo de manera sencilla, el hidrospeed es una disciplina consistente en descender el río a bordo de un hidrotrineo, impulsados por aletas e imbuidos en un traje de neopreno. La parte inferior del cuerpo permanece dentro del agua y la superior es la que dirige.
A la hora de darlo a conocer al gran público, en primer lugar hay que pensar en cuál es su público potencial. Hay que destacar que requiere una condición física intermedia y que es preferible que quien lo practique esté familiarizado con los descensos fluviales y no tenga temor alguno al agua. La dificultad puede ser variable en función de si se realiza en aguas más o menos bravas.
El hidrospeed apasionará a los amantes del rafting, el piragüismo en sus muchas variantes y otros deportes náuticos. En aguas tranquilas el movimiento se produce desde las piernas, con un impulso que, en largos trayectos, puede resultar cansado si no se posee cierta forma física.
A su favor tiene que, a diferencia de otros deportes, la visión se mantiene a ras de agua, por lo que todo se ve mucho más cercano y la sensación de velocidad es mucho mayor. Hay que incidir en que los cambios de dirección, con el hidrotrineo, no se pueden realizar muy rápido, por lo que nunca hay que dejar de mirar al río y hay que anticiparse a posibles desplazamientos y giros. Aunque es un deporte individual, lo normal es practicarlo en compañía de varias personas y siempre hacerlo junto a un monitor experimentado.
¿Qué equipamiento es necesario para practicar el hidrospeed?
El primero es el hidrotrineo, que es el que nos mantiene en contacto con el agua y nos permite maniobrar, además se resistir cualquier impacto. La gran mayoría están fabricados en fibra y plástico, casi siempre poliuretano (PU). Este material ofrece, además de resistencia, una gran ligereza y durabilidad. El hidrotrineo debe contar con unos asideros metálicos al final, en la parte que está un poco elevada, y con espacio para hacer llegar los brazos hasta ellos. Las medidas más habituales del hidrotrineo están en el metro de largo por los 60 centímetros de ancho.
El traje de neopreno que se utiliza es más grueso que el empleado para el rafting, porque el cuerpo se mantiene todo el tiempo en contacto con el agua. Cuenta con protecciones acolchadas en las pantorrillas y en las rodillas, para evitar roces y heridas leves. Tampoco está de más usar calcetines de neopreno. Otro elemento importante son las aletas, con las que se logra el impulso. Es recomendable que se flexionen bien y que, preferiblemente, sean cortas.
Dos elementos de seguridad imprescindible son el chaleco y el casco. El chaleco, además de amortiguar, permite evitar cualquier incidente si se pierde el hidrotrineo y nos quedamos solos en el agua. El casco, por su parte, debe contar con orejeras y cumplir con la normativa de seguridad. Con o sin ventilación, se anudará en la barbilla.