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3 minutos de lecturaGuía de montaña: las cualidades de los mejores guías

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Uno de los pilares para el buen funcionamiento de nuestra empresa son los profesionales que tienen trato directo con los clientes. De poco servirá contar con buen equipamiento, actividades atractivas y precios competitivos, si el guía que acompaña a los participantes no está a la altura. Elegir un buen guía de montaña es una tarea clave para nuestro negocio. Por ello, muchos emprendedores se sienten en ocasiones perdidos a la hora de encontrar a los mejores profesionales.

A continuación te vamos a mostrar cuáles son las cualidades del buen guía de montaña, para ayudarte a reconocerlo y contratarlo.

Formado de manera oficial

Tanto el Real Decreto 318/2000 como la Orden ECI/858/2005 son las dos normas estatales que regulan la formación tanto de los Técnicos Deportivos en Montaña como de los Guías de Montaña.

Para trabajar como guía de montaña es imprescindible contar con el certificado de Iniciación al Montañismo y alguna de las siguientes titulaciones:

Nivel II:

  • Guía de Barrancos/Técnico Deportivo en Barrancos.
  • Técnico Deportivo en Alta Montaña.
  • Guía Acompañante de Montaña/Técnico Deportivo en Media Montaña.
  • Guía de Escalada/Técnico Deportivo en Escalada.

Nivel III:

  • Guía de Alta Montaña/Técnico Deportivo Superior en Alta Montaña.
  • Técnico Deportivo Superior en Escalada.
  • Técnico Deportivo Superior de Esquí de Montaña.

Los Técnicos de Conducción de Actividades Físico Deportivas en el Medio Natural, una formación profesional de grado medio, poseen conocimientos de monta a caballo y conducción en bicicleta de montaña. La Asociación Española de Guías de Montaña (AEGM) supervisa la formación y puede ser un interesante recurso para encontrar profesionales que encajen con lo que estamos buscando.

Experimentado en la montaña

La formación teórica es importante, pero aún lo es más la experiencia aplicando esos conocimientos. Un buen guía, como ocurre con los pilotos, sobresale por el número de ‘horas de vuelo’, en este caso por el número de horas y días que ha pasado en la montaña. Cuanto mayor sea la experiencia mayor será el número de situaciones diferentes a las que habrá tenido que enfrentarse, incluyendo incidencias e imprevistos de todo tipo.

Con actitud divulgativa

El guía de montaña debe ser capaz, no solo de conducir al grupo hasta el punto marcado como objetivo, sino que debe hacerlo además de forma que los participantes aprendan, se diviertan y vivan una experiencia atractiva. Por todo ello, el guía debe tener un perfil cercano, con el que sea capaz de aportar apoyo y seguridad al aficionado. Sin olvidar que en la gran mayoría no va a tratar con profesionales, sino con aficionados con distinto nivel, experiencia y preparación física.

Polivalente

Las tareas del guía de montaña comienzan mucho antes del propio ascenso a la montaña. Como experto, será también el encargado de organizar la ruta y sus actividades, de preparar el material y el equipo o de planificar las paradas o, si hiciera falta, también las pernoctaciones en refugios. Debe saber la climatología prevista para todo el tiempo en el que se desarrolla el ascenso, llegando incluso a suspenderlo si no se garantizan las condiciones de seguridad absoluta. El guía debe conocer el terreno a la perfección y, de paso, transmitir esos conocimientos a los escaladores.

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