La Barckley Marathons es una carrera con derecho de admisión. No todo el mundo puede, aunque quiera y tenga sobradas razones físicas para creer que puede superarla, correr esta mítica prueba. De hecho, los que quieran disputarla deben primero darle a la pluma y explicar en una carta muy inspirada con trazas de ensayo sus razones para querer formar parte del elenco de corredores de la Barckley Marathons. Así, solo se admiten cuarenta personas en cada edición y a veces –muchas– solo uno de ellos alcanza la meta. Hasta la fecha solo 13 lo han logrado y el más laureado ha sido Jared Campbell, quien lo ha conseguido en tres ocasiones. Por lo tanto, hay que esmerarse en esa carta y luego ya se verá si el corredor era tan duro como creía.
Orígenes de la Barckley Marathons
Primero vamos a remontarnos al año 1977 para saber de dónde esta carrera. Así, los orígenes hay que buscarlos en la fuga de la penitenciaría donde estaba confinado de James Earl Ray, el asesino de Martin Luther King. Este asesino convicto escapó de la prisión de Brushy Mountain State, pero su alegría por saborear de nuevo la libertad le duró poco pues se dio de bruces con un terreno ciertamente hostil repleto colinas y una vegetación difícil de sortear. Lo cierto es que 54 horas después de su evasión, Earl Ray solo pudo recorrer 14 kilómetros e indudablemente a pocos podemos encontrar en este mundo que tenga más prisa que un preso fugado.
Las desventuras de Earl Ray inspiraron años más tarde a Gary Cantrell, que decidió crear en 1986 la Barckley Marathons. Pero no fue hasta cuatro años más tarde cuando el primer corredor cruzó la línea de meta. No en vano, los participantes han de enfrentarse a un itinerario repleto de trampas, donde nadie sabe a ciencia cierta hacia dónde dirigirse ya que el recorrido está sin marcar. Éste se extiende a lo largo de 170 kilómetros y se compone de 16.500 metros de desnivel positivo. Los corredores solo pueden guiarse por un mapa y una brújula, además solo hay dos puntos donde es posible conseguir agua. Por lo tanto, estamos ante una carrera pensada para supervivientes y no en corredores al uso y eso quizás es lo que más atrae a los adictos a la adrenalina.
Para la Barkley Marathons: Cero euros en publicidad
La Barckley Marathons carece de publicidad. De hecho, está rodeada de un halo de misterio, pues no hay patrocinadores, ni página web oficial, ni información precisa sobre cuándo se celebra y, por lo tanto, cuándo enviar esa sesuda carta. Lo cierto es que los interesados prácticamente es como si mandaran su misiva a Papá Noel, pues el proceso de inscripción es secreto, no existe página web y solo podrás correrla si tienes la suerte de enviar un correo al director de la prueba en un día concreto del año.
Pero una vez dentro, considérate afortunado de poder sufrir en esta legendaria carrera donde, por cierto, únicamente tendrás que abonar 1,60 dólares.
Por lo tanto, destierra tus viejas ideas sobre las carreras más exigentes porque la Barckley Marathon es única en su especie.