El mal de altura es uno de los principales enemigos de los montañeros, especialmente entre los practicantes de trekking. Según el montañista Jon Krakauer, el mal de altura es la mala adaptación del cuerpo a la falta de oxígeno. Esta hipoxia o falta de oxígeno se produce, en mayor o menor grado, a partir de los 2.500 m de altitud.
En los últimos años y, dado el incremento de turistas y aficionados al trekking, los expertos señalan que el mal de altura ya no es exclusivo de montañeros y alpinistas, aumentando así la incidencia del trastorno. ¿Qué consejos damos para prevenirlo?
Los principios del mal de altura
Este problema sucede cuando la presión atmosférica disminuye porque estamos a una altura mucho más alta de lo normal para nuestro cuerpo. A medida que ascendemos en altura, la presión arterial de oxígeno va bajando al disminuir la presión de oxígeno en la atmósfera y los pulmones son menos eficaces.
A grandes rasgos, los primeros síntomas del mal de altura son dolor de cabeza, cansancio, mareos, náuseas y respiración algo rápida y corta. Se estima que el entre el 40% -90% de las personas pueden sufrir estos síntomas cuando se encuentran a alturas de 2.500/3.000 m de altitud. Los síntomas son temporales y suelen reducirse a medida que el organismo se aclimata a la altura, especialmente si estamos varios días en la montaña practicando trekking.
Factores que influyen en el mal de altura en trekking
Temperatura.
- Velocidad de ascenso y altura alcanzada.
- Tiempo de exposición a la altitud.
- Cantidad de esfuerzo realizado.
- Alimentación, hidratación y otros hábitos.
- Edad.
- Lugar de residencia común.
Principales síntomas del mal de altura en trekking
Dolor de cabeza. Es uno de los principales síntomas que aparece es un dolor punzante y persistente en la cabeza, es decir, no dura solo un momento sino que se va alargando.
Fatiga. Está claro que podemos cansarnos más si andamos por la montaña a cierta altura, pero cuando sufrimos de este mal, este síntoma se agrava e incluso nos cuesta movernos. Según los guías de la empresa de turismo de aventura, Muntania Outdoors, el cansancio es un síntoma común de muchas personas que realizan estas expediciones.
Ritmo cardiaco rápido. Además de notar cómo nos cuesta respirar, otro síntoma es que el corazón se acelera.
Mareos y náuseas. Junto al dolor de cabeza también son de los primeros signos que experimentamos en estas circunstancias. Solemos marearnos y además vemos borroso.
Edema pulmonar. A ciertas alturas, se experimenta una clara dificultad en la respiración, tos fuerte y dolor en el pecho.
Edema cerebral. En un 14% de los casos, las personas que sufren un edema pulmonar a causa del mal de altura presentan también edema cerebral. Este problema se produce cuando subimos montañas de mucha más altura. En este caso, la persona puede sufrir pérdidas de memoria y desorientarse. Es un signo grave.
Consejos para prevenir y hacer frente al mal de altura
Buena aclimatación
Si hacemos ascensos algo más altos y de varios días, la aclimatación al terreno debe ser también de, al menos, dos días. Es decir, no podemos subir a una altura de unos 2.500 metros para, inmediatamente, llegar a alcanzar cimas de 4.000 metros. Es mejor que pasen unos días y dejar que el cuerpo se acostumbre a la altitud a la que estamos.
En este aspecto, los guías de la empresa Muntania Outdoors recomiendan aplicar un programa previo de adaptación a la altitud. De manera que, si vamos a subir alturas de más de 4.000 metros, entonces es necesario, que 3 o 4 días previos a la ascensión, subamos y bajemos montañas de menos altitud, y podamos dormir en lugares con alturas considerables para que el cuerpo se aclimate a estas alturas.
Información de los usuarios
Debemos preguntar, antes de hacer todo tipo de ascensión, si los usuarios padecen alguna dolencia o enfermedad, pues muchas veces ello depende que hayan más problemas con el mal de altura.
Máxima hidratación
Si solemos beber sobre 2 litros diarios sin hacer deporte, cuando estamos en la montaña, tendremos que beber mucho más, sobre todo en los meses más calurosos. Beberemos antes, durante (aunque en menor medida) y después de la expedición. El riesgo de deshidratación aumenta a gran altitud, puesto que disminuye la humedad ambiental.
Alimentarse correctamente
Antes de subir a la montaña para practicar trekking es importante alimentarse bien. La empresa de aventura debe preguntar a cada participante y llevar provisiones por si acaso. Dejaremos de lado los procesados y la alimentación poco saludable para hacerlo con carbohidratos, pues reduce los síntomas del mal de altura en un 30%, además de otros alimentos que nos darán la energía que necesitamos. Debemos evitar las comidas copiosas, el consumo de alcohol y las bebidas con gas.
Andar siempre a buen ritmo
Es importante que podamos explicar al grupo cómo caminar por la montaña. Se trata de hacer una ruta con paso firme y a buen ritmo, sin correr, es mejor ir despacio y ser constante que correr al inicio y quedarnos sin oxígeno unos metros después.
Ante síntomas, descender
Si hay alguien que sufre de estos síntomas, entonces es importante poner toda nuestra atención en esta persona. Primero veremos los síntomas que padece y, si tenemos duda, lo mejor es descender y llamar al teléfono de emergencias o al médico con el que contactaremos previamente para asegurarnos una prevención correcta.
Desde Muntania Outdoors informan que, aunque se establezca un periodo de aclimatación, cada persona es distinta y muchas personas notan ya cansancio a la hora de subir. Si se producen síntomas, entonces los guías acompañan al usuario para descender.
Qué hacer en alturas considerables
Tales recomendaciones pueden aplicarse a toda clase de alturas, ahora bien, cuando se trata de practicar trekking en lugares de alturas considerables, como, por ejemplo, en los Andes, los profesionales de Muntania aconsejan, durante los primeros días, dar paseos y no ascender montañas, puesto que el primer día ya solemos alcanzar alturas de unos 4.000 metros.
¿Qué medicamento tomar?
Hay algunas contradicciones con este tema, de manera que lo mejor será que primero nos asesoremos con el médico que suele aconsejar a nuestra empresa y que, incluso, nos acompaña cuando es necesario. En ningún caso estos consejos deben tomarse como sustituto al asesoramiento de un profesional médico.
En líneas generales, se suele tomar una pastilla de acetazolamida, que hace que podamos respirar mejor y se utiliza para prevenir los síntomas del mal de altura, es decir, se suele tomar antes de la expedición. También se aconseja ibuprofeno, antiinflamatorios, etc. pero, como decimos, no queremos dar respuestas médicas, pues aquí son los profesionales de la sanidad quienes deben aconsejar mejor.
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