De cómo un cúmulo de imprevistos en la montaña terminan en tragedia y tres monitores imputados
Cuando planificas una excursión por la montaña, siempre piensas en aventura, en experiencias, retos, esfuerzo y, sobre todo, en recuerdos agradables. Ahora bien, a veces, ya sea por imprudencia o por infortunio, las cosas se tuercen. Y llegan, como una tormenta de verano, los juicios y las sentencias judiciales.
Esto es lo que le pasó a un grupo de scouts de Sabadell, el 18 de julio de 2016, cuando 27 menores y tres monitores decidieron emprender una travesía nocturna por la montaña. Una excursión que terminó con la muerte de una chica, C. M., de 15 años, al precipitarse por el cañón de Añisclo, en el Parque Nacional de Ordesa.
Repasamos el caso y la sentencia judicial con el objetivo de recordar que, en ningún caso, debes perder el respeto a la montaña. No olvides que “la montaña es un lugar exigente y frío, y no permite errores”.
“La montaña es un lugar exigente y frío, y no permite errores”.
CONRAD ANKER, ESCALADOR Y MONTAÑISTA NORTEAMERICANO
¿Imprudencia grave?
Antes de entrar en detalle, cabe recordar que el Código Penal castiga «aquellos que, por imprudencia grave, causen la muerte de otros» y, graduando las penas en función de la gravedad de la imprudencia cometida. En este caso, según señala el auto del juez, caracterizan la imprudencia grave “las imprevisiones que eran fácilmente asequibles y vulgarmente previsibles”.
¿Qué pasó en el Parque Nacional de Ordesa?
Durante las vacaciones de verano de 2016, un grupo de jóvenes de entre 15 y 16 años, participaba en las actividades de la denominada Ruta Pionera 2016, organizada por el Grup Escolta Xaloc, de Sabadell. Se trataba de un campamento itinerante que, el 18 de julio, tenía previsto realizar una ruta de mañana por el Parque Nacional de Ordesa.
La previsión era que – según relataron los testigos y como consta en el auto judicial – la ruta iniciase a las 12:00 horas y terminase sobre las 18:00 horas, existiendo un amplio margen antes de que anocheciera. Pero se retrasó.
¿Por qué?
Las dimensiones del autobús que debía llevarlos al parking de Añisclo eran inadecuadas e innecesarias para el número de participantes, ya que tenía capacidad para el doble y, por sus dimensiones, no cabía por la vía de acceso. Las maniobras para sacar al autobús del lugar fueron costosas y se retrasó el inicio de la ruta a pie, dejando al grupo de Scouts en otro lugar más alejado del inicio de la ruta.
Cuando consiguieron llegar al lugar de partida, era mediodía y hacía mucho calor. Por ello, los 27 participantes y los tres monitores decidieron esperar a que las horas de más calor pasaran para empezar a andar. Una decisión que el auto judicial calificó como “objetivamente responsable o razonable”.
Cambio de ruta
Una vez iniciada la excursión por el Parque Nacional de Ordesa, el grupo se encontró con dos guardias forestales, quienes advirtieron a los monitores que era tarde para llegar a su destino – el refugio de Cardoso – y que era mejor que fueran hacia Ripareta, ya que estaba más cerca y el trazado era más sencillo, pues el previsto tenía un barranco peligroso.
Con ello, y siguiendo los consejos de los forestales, los monitores deciden cambiar de ruta y se colocan delante, en medio y detrás de los menores para acompañarlos durante el trayecto.
¿Cómo se produce el accidente?
El accidente se produce entrada la noche, aproximadamente a las 22.40 horas, en un paso peligroso y considerado de alta montaña. Tiene lugar en la zona de Fuenblanca, en las inmediaciones del Collado de Añisclo, en el término municipal de Fanlo.
La menor – según determina el auto judicial y como afirmaron los testigos – se resbala al asomarse para ver cómo su compañero pasa por la parte del precipicio del camino. Aunque se ayudaban de cadenas ancladas en la pared para agarrarse, su gesto desencadena el accidente. Un punto crucial para determinar responsabilidades, sin perjuicio de que con medidas adicionales de seguridad se hubiera evitado.
El trágico desenlace
Una vez ocurrido el accidente, dos de los monitores intentaron dar aviso al 112, el teléfono de emergencias, pero no había cobertura en la zona. No fue hasta las 3.00 horas cuando pudieron hablar con el 112, quien avisó del accidente a la Guardia Civil de Huesca.
La menor tenía una posible fractura en la pierna y mostraba síntomas de estar consciente. Cuando las condiciones de luz lo permitieron, el helicóptero del Grupo de Intervención en Montaña (GREIM), con base en Benasque, se dirigió hacia el lugar del accidente, pero, al llegar los efectivos, la joven de Sabadell ya había fallecido a causa de diversos politraumatismos y una lesión interna.
La imputación de los monitores
Después del trágico desenlace y tras analizar los informes, el titular del Juzgado de Boltaña (Huesca) imputó por un presunto delito de homicidio imprudente a los monitores y al grupo de Scouts Escolta Xaloc como entidad jurídica. La instrucción buscaba determinar si la entidad carecía de personal cualificado en alta montaña para acompañar al grupo en la excursión y comprobar los permisos.
La sentencia judicial
El 4 de abril de 2017, la jueza de instrucción del caso decretó el archivo provisional de la causa.
¿Cómo llegó a esta conclusión?
Aunque es cierto que hubiera sido más prudente decidir no caminar por la noche, el auto tiene en cuenta que no se trataba de realizar la ruta de forma nocturna, sino que en el final de la misma se hizo de noche y confiaron en que era un riesgo asumible, y no ve nada que indique que fue un caso de imprudencia grave.
En este caso, todos los participantes llevaban frontal, iban equipados y, en todo momento, siguieron los avisos de los dos forestales experimentados que se encontraron por el camino.
Además, el padre y el hermano de la menor, renunciaron a cualquier tipo de acción penal y civil instando asimismo el sobreseimiento libre y archivo definitivo de las actuaciones.
¿Se podría haber evitado?
Los padres de los menores conocían las rutas que iban a hacer sus hijos, el lugar y la altitud a la que se desarrollaban y habían dado su consentimiento para que participaran en la actividad.
Según se desprende de las diligencias practicadas, la juez determina que, todo en este fatídico accidente, fueron imprevistos y no se puede imputar una imprudencia grave. Los monitores tuvieron que tomar decisiones como consecuencia de circunstancias sobrevenidas, ya que no estaban contemplados ni el paso por el lugar peligroso, ni la realización de parte de la ruta de noche.
Además, según el informe de la Guardia Civil, las botas de la scout presentaban avanzado estado de desgaste en la suela, por lo que ello pudo facilitar que resbalara por falta de agarre.
Han pasado años y, seguramente, los monitores del Grup Escolta Xaloc viven con la conciencia tranquila de que hicieron todo lo posible para evitar la tragedia. Pero, ¿y si hubieran decidido no avanzar? ¿Y si hubiesen pospuesto la excursión?
Esas respuestas quedarán siempre en el aire. Mirar atrás no sirve para mucho. Nos sirven casos como este para recordarte que, aunque lo tengas todo controlado, la prudencia en la montaña es sinónimo de vida.
Esta historia nos demuestra que, cada vez que salimos de ruta y, aunque hagamos las cosas bien, hay adversidades que pueden interponerse en el camino.
Y, ¿Cómo las evitamos?
Está claro que no podemos evitarlas todas, pero sí hay cosas que podemos hacer.
En primer lugar, contar con el equipamiento adecuado y hacer caso de las advertencias de los más expertos. En segundo lugar, y no menos importante, contar con un seguro de Responsabilidad Civil: un elemento imprescindible que ayudó a les tres monitores encausados a hacer frente a los costes judiciales y demostrar su buena praxis y, como consecuencia, su no responsabilidad en los hechos.
Por Laia Dolcet (Deparaula)