La relación entre turismo y medio ambiente está clara. El turismo “consume” paisaje y, si las actividades que se realizan únicamente están guiadas por el interés económico y la visión a corto plazo, el ecosistema se degrada de forma irremediable.
En general, el turismo tiende a ser más activo, el consumidor desea sentirse partícipe de la experiencia y, a la hora de tomar la decisión final, aspectos como las actividades, contactos personales, conocimientos – aprendizaje, se convierten en factores determinantes para la elección de destinos.
Las actividades físicas en la naturaleza y el turismo activo son alternativas de ocio y turismo en auge en los países económicamente avanzados. Nacen como respuesta a las necesidades de expansión y aventura del modelo de vida urbano.
Debido a la modernización y adecuación de las actividades y los nuevos materiales, el mercado de Ocio y Turismo Activo ha pasado durante los últimos años de abarcar un sector minoritario, relacionado con el deporte y el riesgo, a englobar a un segmento mucho más amplio y diversificado de la población.
Si bien es cierto que las empresas de turismo activo están contribuyendo al desarrollo, e incluso a la recuperación demográfica y económica de territorios deprimidos, también es verdad que su rápido crecimiento plantea algunas cuestiones.
Al evaluar la relación entre turismo y medio ambiente cobran relevancia cuestiones como la capacidad de los espacios para asimilar la creciente demanda, el impacto medioambiental de determinadas actividades, la masificación o el vacío legal existente respecto a una industria relativamente nueva.
Turismo y medio ambiente: las claves de la relación
Para entender mejor los aspectos que marcan la relación entre turismo y medio ambiente, es preciso profundizar en las características que definen a la industria del turismo activo. Son la siguientes:
- Rápida evolución y crecimiento.
- Responde a las nuevas motivaciones y necesidades turísticas.
- Permite crear sinergias con otras formas de turismo.
- Contribuye al desarrollo de áreas rurales.
- Se beneficia del atractivo natural y cultural de dichas zonas.
Sin embargo, algunos de estos atributos son potenciadores del impacto medioambiental. Cabe destacar tres:
- Moda: riesgo de masificación.
- Actividad comercial: intervenciones excesivas en el medio.
- Falta de sensibilización: riesgo de priorizar beneficios económicos a corto plazo.
Afortunadamente, existen algunas líneas de actuación institucional, en fase de adaptación a este nuevo sector del turismo, que podrían aportar la solución a la mayoría de estos problemas.
La relación entre turismo y medio ambiente debe ser regulada, y, a día de hoy, ya existen normas que velan por la integridad de los ecosistemas, como las siguientes:
- El Decreto 56/2003 de Cataluña afirma que estas prácticas turísticas deben realizarse respetando y conservando el medio natural, los hábitats y ecosistemas, favoreciendo así, el desarrollo sostenible.
- El Decreto Foral 288/2004 de Navarra, establece que se hace necesario establecer los medios oportunos para alcanzar el equilibrio entre los beneficios del desarrollo económico, el daño potencial que la realización de estas actividades puede comportar para el medio en el que se llevan a cabo.
- Decreto 146/2000 de Aragón donde su art. 12.1, alude a la necesidad de informar sobre las medidas que deben adoptarse para preservar el entorno y afectarlo lo menos posible.
- Es de resaltar la concreción hecha por el Decreto 92/2002 de Turismo Activo de Asturias que establece la obligación de informar expresamente acerca de la normativa de protección de medioambiente que, en su caso, resulte aplicable.
- También en Castilla la Mancha se obliga vía Decreto a que, con carácter previo a la práctica de la actividad, los monitores y guías repasen con los clientes la normativa existente sobre conservación del medio natural. En especial, la prevención de incendios.
Otros vehículos para la protección del medio ambiente
La protección de espacios naturales se configura como la alternativa necesaria, haciéndose inexcusable la determinación de requisitos de protección tales como planificación y evaluación de cualquier actividad o proyecto que pudiera incidir en estas zonas consideradas frágiles.
La única forma posible de asegurar la sostenibilidad de turismo y medio ambiente es comprometiéndose con los principios de respeto a la naturaleza y actuando en base a un sistema de mejora continua, que, en empresas de turismo activo puede tomar como apoyo el Manual de Ecotrans para la mejora de la calidad ambiental de actividades recreativas en la naturaleza.
Esta guía clasifica a determinadas actividades según su impacto ambiental en tres grupos:
- Impacto ambiental elevado. En esta categoría se engloban actividades comola acampada libre, caza, caza fotográfica, golf, todo terreno, safari, trial, visitas a cuevas, paracaidismo, vuelo con motor y descenso de barrancos.
- Impacto ambiental medio. Se clasifican así a actividades como alpinismo,bicicleta de montaña, baño, camping, escalada, espeleología, excursiones, montañismo, pesca, senderismo, turismo ecuestre, parapente, ala delta, vuelo sin motor, descenso de aguas bravas, Hidrobob, Hidrospeed o Rafting,
- Impacto ambiental bajo. En este grupo se incluyen el cicloturismo, puenting, termalismo, turismo cultural, turismo educativo, aeromodelismo, globo aerostático, piragüismo, remo, windsurf o vela, entre otros.
También hay que tener en cuenta los PORN y los PRUG, que son las herramientas que sirven para regular y gestionar los espacios protegidos. En muchas ocasiones, las actividades de turismo activo se realizan en espacios con algún tipo de protección. En este sentido, es fundamental que haya una relación fluida entre los organismos encargados de la redacción de estos planes y las empresas de turismo activo y sus Asociaciones.
¿Conocías la Carta Europea de Turismo Sostenible? ¿Habías oído hablar del certificado BIOSPHERE RESPONSIBLE TOURISM? ¿Cómo es la relación entre tu empresa de turismo y el medio ambiente?