La competencia por ofrecer la mejor oferta posible de ocio ha crecido en los últimos años de forma exponencial. A pesar de ese contexto, el turismo de aventura no ha parado de crecer y se encuentra en mejor forma que nunca. La Adventure Travel Trade Association (ATTA), que recopila datos de 69 países, anunciaba en 2015 que la facturación global del turismo de aventura era de 263.000 millones de dólares anuales, el doble que en 2007. En España las previsiones son también de crecimiento e invitan al optimismo dentro del sector, que se enfrenta cada día a nuevos retos pero que lo tiene todo para seguir ganando espacio e importancia.
Crecimiento asegurado
Estas son las cuatro razones por las que este tipo de ocio continuará creciendo en los próximos años:
- Crecimiento de la conciencia medioambiental y de un turismo más sostenible. El turismo de aventura es cada vez más sostenible porque así lo demandan sus clientes. Éstos, a diferencia de hace unos años, son conscientes de la importancia de respetar el entorno en el que desarrollan una actividad deportiva, pero a eso le suman que no quieren pasar por el lugar como meros participantes, sino que además desean empaparse de la cultura local y contribuir a su mantenimiento. Esto implica comprar en comercios locales, pagar precios justos por los servicios que reciben a los guías autóctonos y, en resumen, generar riqueza y empleo. España es un país privilegiado, con 15 Parques Nacionales y 48 espacios naturales declarados Reservas de la Biosfera, lo que multiplica las posibilidades de ‘crecer’ en este modelo de negocio.
- Deseo de ‘escapar’ de la ciudad. La tendencia demográfica española es hacia la concentración de población en los núcleos urbanos. En España, hoy el 80% de la población vive en ciudades y, según la División de Población de las Naciones Unidas, en 2030, el 40% de la población total lo hará en 15 grandes ciudades de más de 300.000 habitantes, un porcentaje que era del 15,6% en 1950. Los entorno rurales y las actividades en entornos de valor medioambiental se valoran cada vez más por sí mismos como una alternativa de ocio.
- El descanso activo, en auge. Descansar realizando ciertos ejercicios de poca intensidad se está convirtiendo en una tendencia por la que cada vez apuestan más los aficionados al deporte que, entre semana o un día del fin de semana compiten o entrenar con exigencia. Realizar una actividad como el senderismo, el rafting, los paseos en mountain bike o el hidrospeed ayuda a recuperarse que la inactividad, previene lesiones y prepara a los músculos para que estén en condiciones óptimas el regreso a esfuerzos superiores.
- Vacaciones más intergeneracionales. Tres factores demográficos están cambiando el concepto tradicional de vacaciones familiares; las nuevas formas de familia, una pirámide poblacional en la que crece el número de personas mayores y el incremento de la esperanza de vida. En el sector del turismo de aventura se ha detectado un incremento de la demanda de actividades por parte de personas de edad más avanzada que antes, un tipo de ocio al que solo solían acceder personas más jóvenes. También se demandan en mayor medida deportes que puedan practicar tres generaciones de una familia (nietos, padres y abuelos) al mismo tiempo y en el que se incluyan actividades de convivencia. Esto implica un cambio de paradigma y la adecuación de las empresas a este tipo de nuevos clientes.